CRISTO, nuestro ejemplo a IMITAR | Pr. Ramón de Jesús

Sermones

CRISTO, NUESTRO EJEMPLO A IMITAR

Es interesante ver cómo este texto está centrado en la persona de Cristo. Cada uno de los  versículos que lo componen nos hablan él: 

  • V.1. “…abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo” 
  • V.2. “Y él es la propiciación por nuestros pecados”.  
  • V.3. “…Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos”.
  • V.4. “El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la  verdad no está en él”. 
  • V.5. “Pero el que guarda su Palabra, en este verdaderamente el amor de Dios se ha  perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él”. 
  • V.6. “El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo”. 

Hoy día existen los influencers, los youtubers, comentaristas, periodistas, colgadores de contenido  en las redes, así como en los medios tradicionales de comunicación masiva; hasta predicadores y  predicadoras, cuyo fin en la vida es lograr seguidores. Por otro lado están quienes siguen a estos  personajes.  

San Pedro, en la era apostólica, habló algo similar, Vv. 2 Pedro 2:1-3 “1. Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre  sí mismos destrucción repentina. 2. Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de las  cuales el camino de la verdad será blasfemado, 3. Y por avaricia harán mercadería de vosotros  con palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su  perdición no se duerme”. 

Según el versículo 6 de nuestro texto, Cristo es nuestro mejor ejemplo a imitar. Pero nos  preguntamos, ¿Por qué es Cristo nuestro mejor ejemplo a imitar?

Cristo es nuestro mejor ejemplo a imitar por múltiples razones. Veamos algunas de ellas: 

1) Cristo es nuestro mejor ejemplo a imitar por su carácter

Vv. Mateo 11:28, 29. “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. 29. Llevad mi yugo  sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis  descanso para vuestras almas”. Tenemos aquí una alusión a la primera bienaventuranza  en Mateo 5:5 “Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por  heredad”. La mansedumbre es lo opuesto a estar fuera de control. No significa debilidad,  sino un autocontrol supremo dado por el Espíritu Santo. Algunos definen la mansedumbre como: “Poder bajo control”.

Por otro lado este versículo 26 de Mateo 11, nos habla de la  humildad de nuestro Señor Jesucristo. En ocasiones la palabra humildad se presenta como  lo contrario a la violencia, otras veces consiste en desprenderse del propio prestigio o cosas  adquiridas, como hizo San Pablo que las tuvo por perdida o basura. Y en ocasiones la  humildad consiste en dar preferencia a los demás, v. Filipenses 2:3 “Nada hagáis por  contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo”. Estas dos cualidades del carácter de Cristo, esto es, la  mansedumbre y la humildad, le hacen digno de ser seguido o imitado. 

2) Cristo es nuestro mejor ejemplo a imitar por su estilo de vida piadosa.

Cristo era fiel  practicante de las disciplinas de la vida piadosa:

  • Era un hombre de oración, v. Hebreos  5:7 “Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y  lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente”.
  • Practicaba el ayuno v. Mateo 4:2 “Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta  noches, tuvo hambre”.
  • Experimentaba la llenura del Espíritu Santo, v. Lucas 4:1  “Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al  desierto”. 

3) Cristo es nuestro mejor ejemplo a imitar por su vida de justicia.

1 “…a Jesucristo el justo”. El adjetivo justo, se aplica al que practica la justicia, es decir que vive en completa  obediencia a la voluntad de Dios el Padre, y no conforme a su propio criterio. V. Juan 8:4,  29 “4. Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la  noche viene, cuando nadie puede trabajar 29. Porque el que me envió, conmigo está; no  me ha dejado solo el Padre, porque yo hago siempre lo que le agrada”. Esto es, una vida  de sumisión al Padre.

4) Cristo es nuestro mejor ejemplo a imitar por su obra redentora en favor de la humanidad.

v.  2 “Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino  también por los de todo el mundo”. (propiciación: apaciguamiento o satisfacción), el  sacrificio de Cristo en la Cruz satisfizo todas las demandas de la Santidad de Dios para el  castigo de los pecados. V. Rom. 1:18 “Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra  toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad”

CONCLUSIÓN: 

Consideremos las siguientes preguntas: 

¿Debemos tú y yo hermano, hermana ser seguidores o imitadores de cualquier persona de  las redes sociales o simplemente de esta sociedad globalista? 

En esta generación perversa y maligna en la que nos ha tocado vivir, ¿A quién debemos  tener como nuestro ejemplo digno de imitar? 

Uno de nuestros deberes, como cristianos, debe ser andar como él anduvo. Todos los que le hemos  aceptado como nuestro Señor y Salvador, somos sus hijos, en tal sentido debemos ser como él. 

En el v6 de nuestro texto: “El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo”. La  palabra permanecer, es una de las palabras predilectas de Juan para referirse a la salvación. Como él anduvo, se refiere al estilo de vida de Jesús, que le hace ser el modelo por excelencia, a  quien todo cristiano verdadero debe imitar. 

1 Corintios 11:1 “Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo”.

Quienes afirman ser  cristianos deben vivir como él vivió,

en vista de que poseemos la presencia y el poder del  Espíritu Santo. 

Hermanos, seamos imitadores de Cristo, es un mandato, según 1 Corintios 11:1. Eso implica  obediencia a su divina voluntad.

Autor: Ps. Ramón De Jesús

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