Sermones

Las disciplina de la vida devocional 1

Salmo 5: 1-4,7; y Salmo 1:1-3

Las disciplina de la vida devocional 1 – En su libro, Las Disciplinas del hombre piadoso, el pastor Kent Hughes habla justamente de cuatro disciplinas que debe practicar un creyente para llegar a ser una persona piadosa. El Las llama: La Disciplina de las Relaciones. La Disciplina del Alma. Las Disciplinas del Carácter. Las Disciplina del Ministerio. Dentro de las disciplinas del alma, encontramos LA DISCIPLINA DE LA VIDA DEVOCIONAL.

En nuestro pasaje de Salmo 5: 1-4,7; encontramos a David elevando una oración al Dios Todopoderoso. La oración hace nuestro carácter, es un tiempo de exposición ante Dios. La oración inclina nuestra voluntad a la voluntad de Dios. Hay grandes beneficios personales en el tiempo invertido en la presencia de Dios en oración.

Un autor escribió: “El secreto a veces de los problemas en nuestra iglesia, es que a penas un reducido porcentaje de los que hablan de la oración realmente oran”. Esto es particularmente en lo que se refiere a los hombres. Conforme a lo que muestran las estadísticas Gallup, los hombres son considerablemente menos inclinados a orar que las mujeres.

Cuando hablamos de la vida DEVOCIONAL, nos referimos a un tiempo cíclico y constante cada día, en el que derramamos nuestra alma delante de nuestro Dios Todopoderoso. Debe ser un momento del día a solas con el Señor, sin interrupciones de ninguna especie.

La vida devocional nos lleva a humillarnos delante de nuestro Fiel Creador. Persistir en el devocional no será fácil, por el hecho de que las fuerzas del mal siempre estarán opuestas a que seamos fieles en el cumplimiento de este deber. Pero por otro lado nuestra carne y la desidia propia de una vida espiritual descuidada también ofrecerán gran resistencia. Realmente debemos esforzarnos e invertir tiempo en desarrollar en nosotros la disciplina de la vida devocional.

¿Cuales son los ingredientes que componen la disciplina de la vida devocional?

I.- PASAR TIEMPO EN LA PALABRA. Salmo 1:1-2; Job 23:12.

Dios trata con nosotros por medio de su Palabra. El nos habla por ella. En tal sentido, nosotros debemos:

1.- Escuchar o prestar atención a su voz. Sal. 40:6.

2.- Meditar en ella. Sal. 1:1-2; 119: 15, 23, 78, 97. Meditar es reflexionar, pensar, considerar, o como dijo alguien “meditar es rumiar”.

3.- Obedecer. Sal. 119: 100-103.

Todo lo anterior sería infructuoso, si no obedecemos la voz de Dios recibida por medio de su Palabra.

En el salmo 119: 9-133, encontramos 20 bendiciones que recibimos al obedecer la Palabra de Dios:

 1.- Limpia el camino de nuestra vida. V.9.

 2.- Nos mantiene en su Voluntad. V.-10.

 3.- Limpia del pecado. V.11.

 4.- Provee gozo y discernimiento. V.14,16.

 5.- Nos da visión espiritual. V.18.

 6.- Resistencia contra las detracciones. V.23,24.

 7.- Ayuda contra la depresión. V.25,28.

 8.- Aleja de la mentira y acerca a la verdad. V.29-30.

 9.- Provee temor a Dios. V.38.

 10.- Ayuda en el cumplimiento de la Gran Comisión. V.46-47.

 11.- Consuelo en medio de la aflicción. V.49,50,52.

 12.- Ayuda a entender los planes de Dios. V.71.

 13.- Provee inteligencia y esperanza. V.104.

 14.- Nos da fortaleza en la aflicción. V.107.

 15.- Ayuda para enfrentar adecuadamente las asechanzas. V.110.

 16.- Ayuda Para obedecer la Palabra. V.112.

 17.- Sabiduría para seleccionar buenas amistades. V.113-115.

 18.- Sumisión a la voluntad de Dios. V.124-125.

 19.- Provee entendimiento. V.130.

 20.- Ordena nuestro pasos contra la iniquidad. V.133.

El domingo siguiente tenemos la segunda parte de este tema tan importante para el creyente.