Sermones

El matrimonio es la unión indisoluble, creada por Dios, entre un hombre y una mujer, bajo el vínculo del amor, para gloria y honra de su creador y para el disfrute de los contrayentes.  Desde el principio Dios estableció esta unión para que el hombre diera, además, cumplimiento a la ordenanza: “…Fructificad y multiplicaos;  llenad la tierra…”. Génesis 1:28.  Es por esta razón que el matrimonio tiene carácter de heterosexualidad, no de homosexualidad. El mundo ha sembrado todo tipo de contradicción en el seno del matrimonio, por lo cual percibimos las grandes luchas, malos tratos, abusos, etc. Todo esto se fragua por medio de la dirección del “maligno”; el “príncipe de la potestad del aire”, quien tiene una influencia directa sobre el mundo. Vv. I Juan 5:19; Efesios 2:2-3. Dios no estableció el matrimonio con la idea de que este sea por un tiempo conveniente; más bien, Dios estableció que “estarán juntos hasta que la muerte los separe”;  “…por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre” Mateo 19:6.

 Las razones por la cual se separan los matrimonios son muchas y por diferentes motivos. Muchas mujeres al entrar al campo laboral se sienten por igual con el hombre y por lo tanto ya no están tan dispuestas a tolerar los maltratos físicos y psicológicos a la cual se tenían que someter por temor a quedarse sin el apoyo económico de su esposo. Muchos esposos al no poder someter a su esposa como lo hacía antes también decide separarse ya que no quiere compartir el poder en el hogar. A través de la narrativa del libro de Ester, vamos a ver otras razones que debemos  observar detenidamente por qué todavía muchas parejas viven estos problemas en el hogar. Veamos otras razones, según el libro de Ester, fundamentado en el matrimonio del rey Asuero y la reina Vasti, por las cuales se rompen los matrimonios. Un matrimonio se podría romper por:

Ver a la pareja como algo para exhibir ante los demás. V 11. 

 “que trajesen a la reina Vasti a la presencia del rey con la corona regia, para mostrar a los pueblos y a los príncipes su belleza; porque era hermosa”.  Muchos  exhiben a su pareja  como si  fuera un trofeo, o una presea adquirida por sus habilidades. 

Tu pareja merece respeto no la ridiculices delante de gente ni tampoco en privado. El verdadero amor se manifiesta a través del respeto.

Discutir con la pareja en un momento no oportuno. V 12. 

 “Mas la reina Vasti no quiso comparecer a la orden del rey enviada por medio de los eunucos; y el rey se enojó mucho, y se encendió en ira.” No discutas un problema si tú pareja  simplemente está enojada, si él o ella están recién llegados del trabajo. Esto sería imprudencia, no es el momento apropiado para obtener soluciones a los problemas, simplemente los agravaran. 

Buscar consejo de personas inapropiadas. V 13. 

“Preguntó entonces el rey a los sabios que conocían los tiempos (porque así acostumbraba el rey con todos los que sabían la ley y el derecho” 

Dejarse Influenciar por los comentarios de los demás. V 17.

 “Porque este hecho de la reina llegará a oídos de todas las mujeres, y ellas tendrán en poca estima a sus maridos, diciendo: El rey Asuero mandó traer delante de sí a la reina Vasti, y ella no vino” 

 Escuchar el mal consejo de personas Insensatas. V 19. 

“Si parece bien al rey, salga un decreto real de vuestra majestad y se escriba entre las leyes de Persia y de Media, para que no sea quebrantado: Que Vasti no venga más delante del rey Asuero; y el rey haga reina a otra que sea mejor que ella.”

Concusión: 

 El matrimonio es un regalo maravilloso de parte de Dios, no dejes que un momento de ira acabe con algo tan precioso.  

• Busca la orientación de Dios a través de su palabra o a través de alguien con sabiduría de parte de Dios.
• Hay muchos que tienen sabiduría humana pero tienen mala relación con Dios. 
• Este tipo de personas no están cualificados para dar un buen consejo.
• El centro de la buena consejería es Dios, en tal sentido un consejero o consejera debe ser alguien temeroso de Dios, con una relación íntima con Dios y su Santo Palabra. 
• El recurso por excelencia para un buen consejo es la Palabra de Dios, no un buen amigo(a).

Autor: Ps. Ramón De Jesús

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