Señor restaura nuestra familia | Ps. Ramón De Jesús | Libres en Cristo

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Señor, restaura nuestra familia | Ps. Ramón De Jesús | 12/01/2020

Señor, restaura nuestra familia. Nuestro Dios Omnipotente,  creó al hombre distinto de todos los animales y otros aspectos del resto de la creación.   El hombre es distinto porque fue hecho a la imagen de Dios (Gen. 1:26-27). La razón principal para la existencia del hombre es para que glorifique a Dios, obedeciéndole plenamente aquí en la tierra (Apoc. 4:11).  Un famoso predicador, para ilustrar este asunto, trajo un bolígrafo a un hombre y le preguntó: “amigo, ¿Cuál es el propósito principal de este bolígrafo?”; el hombre contestó; “para escribir”. El predicador luego, tomo su reloj en sus manos, e hizo esta pregunta: ¿Cuál es el propósito principal de este reloj?”; El respondió otra vez correctamente, “para darnos la hora”.

El predicador entonces le preguntó: “Y si el bolígrafo no escribe y el reloj no da la hora, entonces,  ¿para qué sirven?” La respuesta del caballero fue rápida: “no sirven para nada”. El predicador entonces hizo la aplicación tocante al ser humano con esta pregunta, “Y cuál es el propósito principal para el cual Dios creó al hombre?” Otra vez, la respuesta vino rápidamente, “Para que glorifique y obedezca a Dios”. El resultado a la pregunta del predicador fue: “Y si el hombre no quiere realizar su propósito de exaltar y obedecer a Dios aquí en la tierra, entonces, ¿Para qué sirve la vida del hombre aquí en la tierra?”  ?

El propósito de esta sección de la serie, es regresar a la historia de la creación del hombre en Génesis 1 y 2, y ver las verdades básicas tocante a la humanidad y como se relaciona con su Creador, y aplicar estas verdades a nuestras vidas para que cumplamos el propósito más básico de nuestra vida: Glorificar y obedecer a Dios amoroso. En tal sentido, veamos algunos principios básicos de la humanidad y la familia: 

1.- El hombre no es un miembro del reino animal, es distinto en que él fue creado a la imagen y semejanza de Dios. Vv. Gen. 1:26-27.

Dios ya había creado el universo, reorganizado la tierra, creado el reino vegetal, y luego creo el reino animal en los primero cinco días vv. 3-25.  Ahora notemos el lenguaje de vv. 26-27, Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar…”. Dios no dijo nada igual con respecto a los animales y a las plantas  De hecho, la mayoría de los animales fueron diseñados por Dios con cuatro o más patas V. Rom. 1:23y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles”, es decir, están mal enfocados en  la naturaleza y en la tierra de la cual se sostienen, no en el Dios que los creó.

No se preguntan como se preguntó en su razonamiento frente a las grandes aflicciones de Job: “Y ninguno dice: ¿Dónde está Dios mi Hacedor, que da canticos en la noche, que nos enseña más que a las bestias de la tierra y nos hace sabios más que a las aves del cielo?”  v. Job 35:10-11. El hombre fue hecho diferente, con dos pies, no para estar enfocado sobre la tierra de donde él vino, sino para mirar hacia Dios quien lo hizo a su imagen. Señor, restaura nuestra familia

Aplicación:

Aunque los animales se sostienen de la bondad de Dios, v. Sal. 147:9 “El da a las bestias su mantenimiento, y a los hijos de los cuervos que claman” no tienen ninguna reverencia o gratitud natura hacia Dios, no tienen ningún deseo de comunicarse con El por medio de la oración.  Los animales se matan unos a otros sin conciencia. En ellos no hay una dedicación a una vida de compañerismo en el matrimonio. Los humanos somos distintos, tenemos un conocimiento de Dios y una responsabilidad hacia Él. La primera idea que Dios transmite del hombre hecho a su imagen y semejanza, es:  “…y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra”.  V. Gen. 1:26b.

Cuando el hombre deja de caminar con Dios, y no vive para los propósitos de Dios, se convierte en un ser peligroso, comienza a perder el control. Pierde el control sobre: su ira, su lengua, como gasta el dinero, sobre la tentación y los vicios alienantes y esclavizantes. La vida sin templanza es una vida que hace al hombre vivir como animal, es decir, una vida para la cual él no fue diseñado para vivir aquí en la tierra. Señor, restaura nuestra familia

Autor: Ps. Ramón De Jesús

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