Sermones

Ser parte de la Iglesia de Cristo es el más alto honor que Dios nos concede en este mundo.

La Iglesia no solo es una Institución jurídica, la Iglesia es una familia para cada uno de sus miembros, para cada uno de nosotros.

Es en la congregación que se encuentra la verdadera equidad que el mundo tanto parlotea y no tiene, donde todos somos importantes y amados, hombres, mujeres, niños, jóvenes, ancianos, de todos los colores, pobres o ricos, letrados o no.

Los esclavos podían ser los pastores de sus amos en la Iglesia.

Dios demanda que tengamos un concepto de nosotros mismos adecuado en la Iglesia de Cristo, reconociendo que el verdadero insustituible y trascendental es quien la formó nuestra cabeza Jesucristo, llevando con cordura, midiendono en base a la Fe, que dicta;

Que dependemos completamente de él. Que no tenemos ningún mérito para reclamar protagonismo en la ongregación. Que no somos suficientes, que requerimos de la ayuda y la asistencia entre todos nosotros.

Autor: Eduardo Santo

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